LECTURA DE HOY:

6 DE JUNIO

2 CRONICAS 20 – 22
Victorias de Josafat

20:1 Aconteció después de esto, que los moabitas, los amonitas, y con ellos algunos de los meunitas, vinieron a pelear contra Josafat.

Entonces vinieron algunos y dieron aviso a Josafat: «Viene contra ti una gran multitud de más allá del mar, de Aram y ya están en Hazezon Tamar, es decir, En Gadi».

Josafat tuvo miedo y se dispuso a buscar al Señor, y proclamó ayuno en todo Judá.

Y Judá se reunió para buscar ayuda del Señor; aun de todas las ciudades de Judá vinieron para buscar al Señor.

Entonces Josafat se puso en pie en la asamblea de Judá y de Jerusalén, en la casa del Señor, delante del atrio nuevo,

y dijo: «Oh Señor, Dios de nuestros padres, ¿no eres Tú Dios en los cielos? ¿Y no gobiernas Tú sobre todos los reinos de las naciones? En Tu mano hay poder y fortaleza y no hay quien pueda resistirte.

¿No fuiste Tú, oh Dios nuestro, el que echaste a los habitantes de esta tierra delante de Tu pueblo Israel, y la diste para siempre a la descendencia de Tu amigo Abraham?

Y han habitado en ella, y allí te han edificado un santuario a Tu nombre, diciendo:

“Si viene mal sobre nosotros, espada, juicio, pestilencia o hambre, nos presentaremos delante de esta casa y delante de Ti (porque Tu nombre está en esta casa), y clamaremos a Ti en nuestra angustia, y Tú oirás y nos salvarás”.

10 »Y ahora, los amonitas y moabitas y los del monte Seir, a quienes no permitiste que Israel invadiera cuando salió de la tierra de Egipto (por lo cual se apartaron de ellos y no los destruyeron),

11 mira cómo nos pagan, viniendo a echarnos de Tu posesión, la que nos diste en heredad.

12 Oh Dios nuestro, ¿no los juzgarás? Porque no tenemos fuerza alguna delante de esta gran multitud que viene contra nosotros, y no sabemos qué hacer; pero nuestros ojos están vueltos hacia Ti».

13 Todo Judá estaba de pie delante del Señor, con sus niños, sus mujeres y sus hijos.

14 Entonces el Espíritu del Señor vino en medio de la asamblea sobre Jahaziel, hijo de Zacarías, hijo de Benaía, hijo de Jeiel, hijo de Matanías, levita de los hijos de Asaf,

15 y dijo Jahaziel: «Presten atención, todo Judá, habitantes de Jerusalén y , rey Josafat: así les dice el Señor: “No teman, ni se acobarden delante de esta gran multitud, porque la batalla no es de ustedes, sino de Dios.

16 Desciendan mañana contra ellos; pues ellos subirán por la cuesta de Sis, y los hallarán en el extremo del valle, frente al desierto de Jeruel.

17 No necesitan pelear en esta batalla; tomen sus puestos y estén quietos, y vean la salvación del Señor con ustedes, oh Judá y Jerusalén”. No teman ni se acobarden; salgan mañana al encuentro de ellos porque el Señor está con ustedes».

18 Entonces Josafat se inclinó rostro en tierra, y todo Judá y los habitantes de Jerusalén se postraron delante del Señor, adorando al Señor.

19 Y se levantaron los levitas, de los hijos de Coat y de los hijos de Coré, para alabar al Señor, Dios de Israel, en voz muy alta.

20 Se levantaron muy de mañana y salieron al desierto de Tecoa. Cuando salían, Josafat se puso en pie y dijo: «Óiganme, Judá y habitantes de Jerusalén, confíen en el Señor su Dios, y estarán seguros. Confíen en Sus profetas y triunfarán».

21 Después de consultar con el pueblo, designó a algunos que cantaran al Señor y a algunos que le alabaran en vestiduras santas, conforme salían delante del ejército y que dijeran: «Den gracias al Señor, porque para siempre es Su misericordia».

22 Cuando comenzaron a entonar cánticos y alabanzas, el Señor puso emboscadas contra los amonitas, los moabitas y los del monte Seir, que habían venido contra Judá, y fueron derrotados.

23 Porque los amonitas y los moabitas se levantaron contra los habitantes del monte Seir destruyéndolos completamente, y cuando habían acabado con los habitantes de Seir, se pusieron a destruirse unos a otros.

24 Cuando Judá llegó a la torre del desierto, miraron hacia la multitud, y solo vieron cadáveres tendidos por tierra, ninguno había escapado.

25 Al llegar Josafat y su pueblo para recoger el botín, hallaron mucho entre los cadáveres, incluyendo mercaderías, vestidos y objetos preciosos que tomaron para sí, más de los que podían llevar. Estuvieron tres días recogiendo el botín, pues había mucho.

26 Al cuarto día se reunieron en el valle de Beraca, porque allí bendijeron al Señor. Por tanto llamaron aquel lugar el valle de Beraca hasta hoy.

27 Y todos los hombres de Judá y de Jerusalén, con Josafat al frente de ellos, regresaron a Jerusalén con alegría, porque el Señor les había hecho regocijarse sobre sus enemigos.

28 Entraron en Jerusalén, en la casa del Señor, con arpas, liras y trompetas.

29 Y vino el terror de Dios sobre todos los reinos de aquellas tierras cuando oyeron que el Señor había peleado contra los enemigos de Israel.

30 El reino de Josafat estuvo en paz, porque su Dios le dio tranquilidad por todas partes.

31 Josafat reinó sobre Judá. Tenía treinta y cinco años cuando comenzó a reinar, y reinó veinticinco años en Jerusalén. El nombre de su madre era Azuba, hija de Silhi.

32 Anduvo en el camino de su padre Asa, y no se apartó de él, haciendo lo recto ante los ojos del Señor.

33 Sin embargo, los lugares altos no fueron quitados, pues el pueblo no había vuelto aún su corazón al Dios de sus padres.

34 Los demás hechos de Josafat, los primeros y los postreros, están escritos en las crónicas de Jehú, hijo de Hananí, que están mencionados en el libro de los reyes de Israel.

35 Después de esto, Josafat, rey de Judá, se alió con Ocozías, rey de Israel. Al hacer esto obró impíamente.

36 Y se alió con él para hacer naves que fueran a Tarsis, y construyeron las naves en Ezión Geber.

37 Entonces Eliezer, hijo de Dodava de Maresa, profetizó contra Josafat: «Por cuanto te has aliado con Ocozías, el Señor ha destruido tus obras». Así que las naves fueron destruidas y no pudieron ir a Tarsis.

Reinado de Joram

21:1 Josafat durmió con sus padres, y fue sepultado con sus padres en la ciudad de David. Su hijo Joram reinó en su lugar.

Tenía varios hermanos, los hijos de Josafat: Azarías, Jehiel, Zacarías, Azaryahu, Micael y Sefatías. Todos estos eran hijos de Josafat, rey de Israel.

Su padre les había dado muchos presentes de plata, oro y cosas preciosas, y ciudades fortificadas en Judá, pero dio el reino a Joram porque era el primogénito.

Cuando Joram tomó posesión del reino de su padre y se hizo fuerte, mató a espada a todos sus hermanos, y también a algunos de los jefes de Israel.

Joram tenía treinta y dos años cuando comenzó a reinar, y reinó ocho años en Jerusalén.

Y anduvo en el camino de los reyes de Israel, tal como había hecho la casa de Acab (pues la hija de Acab era su mujer), e hizo lo malo ante los ojos del Señor.

Sin embargo, el Señor no quiso destruir la casa de David a causa del pacto que había hecho con David, y porque le había prometido darle una lámpara a él y a sus hijos para siempre.

En sus días se rebeló Edom contra el dominio de Judá, y pusieron rey sobre ellos.

Entonces pasó Joram con sus capitanes, y todos sus carros con él. Y levantándose de noche, atacó a los edomitas que lo tenían cercado a él y a los capitanes de los carros.

10 Y Edom continuó en rebeldía contra el dominio de Judá hasta el día de hoy. Entonces Libna se rebeló en ese mismo tiempo contra su dominio, porque había abandonado al Señor, Dios de sus padres.

11 Además, Joram hizo lugares altos en los montes de Judá, haciendo que los habitantes de Jerusalén se prostituyeran y que Judá se desviara.

12 Entonces le llegó a Joram una carta del profeta Elías, que decía: «Así dice el Señor, Dios de tu padre David: “Por cuanto no has andado en los caminos de Josafat tu padre, ni en los caminos de Asa, rey de Judá,

13 sino que has andado en el camino de los reyes de Israel, y has hecho que Judá y los habitantes de Israel se hayan prostituido como se prostituyó la casa de Acab, y también has matado a tus hermanos, tu propia familia, que eran mejores que tú,

14 el Señor herirá con gran azote a tu pueblo, a tus hijos, a tus mujeres y a todas tus posesiones;

15 y tú sufrirás una grave enfermedad, una enfermedad de los intestinos, hasta que día tras día se te salgan a causa de la enfermedad”».

16 Entonces el Señor movió contra Joram el espíritu de los filisteos y de los árabes que eran vecinos de los etíopes;

17 los cuales subieron contra Judá y la invadieron, y se llevaron todas las posesiones que se hallaban en la casa del rey, y también a sus hijos y a sus mujeres, de modo que no le quedó más hijo que Joacaz, el menor de sus hijos.

18 Después de todo esto, el Señor hirió a Joram en los intestinos con una enfermedad incurable.

19 Con el correr del tiempo, después de dos años, los intestinos se le salieron a causa de su enfermedad, y murió con grandes dolores. Su pueblo no le encendió una hoguera como la hoguera que habían encendido por sus padres.

20 Joram tenía treinta y dos años cuando comenzó a reinar, y reinó ocho años en Jerusalén; y murió sin que nadie lo lamentara. Lo sepultaron en la ciudad de David, pero no en los sepulcros de los reyes.

Reinado de Ocozías

22:1 Entonces los habitantes de Jerusalén hicieron rey en su lugar a Ocozías, hijo menor de Joram, porque la banda de hombres que vinieron con los árabes al campamento había matado a todos los hijos mayores. Por lo cual Ocozías, hijo de Joram, rey de Judá, comenzó a reinar.

Ocozías tenía veintidós años cuando comenzó a reinar, y reinó un año en Jerusalén. El nombre de su madre era Atalía, nieta de Omri.

Él también anduvo en los caminos de la casa de Acab, porque su madre fue su consejera para que hiciera lo malo.

Hizo lo malo ante los ojos del Señor, como lo había hecho la casa de Acab, porque después de la muerte de su padre ellos fueron sus consejeros para perdición suya.

Ocozías también anduvo conforme al consejo de ellos, y fue con Joram, hijo de Acab, rey de Israel, a hacer guerra contra Hazael, rey de Aram, en Ramot de Galaad. Los arameos hirieron a Joram,

este volvió a Jezreel para ser curado de las heridas que le habían hecho en Ramot, cuando peleó contra Hazael, rey de Aram. Entonces Ocozías, hijo de Joram, rey de Judá, descendió a visitar a Joram, hijo de Acab, en Jezreel, que estaba enfermo.

La destrucción de Ocozías vino de Dios, por ir a visitar a Joram. Pues cuando llegó, salió con Joram contra Jehú, hijo de Nimsi, a quien el Señor había ungido para exterminar la casa de Acab.

Cuando Jehú estaba ejecutando justicia contra la casa de Acab, encontró a los príncipes de Judá y a los hijos de los hermanos de Ocozías que estaban al servicio de Ocozías, y los mató.

También buscó a Ocozías, que lo prendieron cuando estaba escondido en Samaria. Lo llevaron a Jehú y lo mataron, pero le dieron sepultura, pues decían: «Es hijo de Josafat, que buscó al Señor con todo su corazón». Así que no quedó nadie de la casa de Ocozías para retener el poder del reino.

Atalía usurpa el trono

10 Cuando Atalía, madre de Ocozías, vio que su hijo había muerto, se levantó y exterminó toda la descendencia real de la casa de Judá.

11 Pero Josabet, hija del rey, tomó a Joás, hijo de Ocozías, y lo sacó a escondidas de entre los hijos del rey a quienes estaban dando muerte, y lo puso a él y a su nodriza en la alcoba. Así Josabet, hija del rey Joram, mujer del sacerdote Joiada (pues era hermana de Ocozías), lo escondió de Atalía para que no le diera muerte.

12 Y Joás estuvo escondido con ellos en la casa de Dios seis años, mientras Atalía reinaba en el país.

JUAN 16:1-15

16:1 »Estas cosas les he dicho para que no tengan tropiezo.

Los expulsarán de las sinagogas; pero viene la hora cuando cualquiera que los mate pensará que así rinde un servicio a Dios.

Y harán estas cosas porque no han conocido ni al Padre ni a Mí.

Pero les he dicho estas cosas para que cuando llegue la hora, se acuerden de que ya les había hablado de ellas. Y no les dije estas cosas al principio, porque Yo estaba con ustedes.

»Pero ahora voy al que me envió, y ninguno de ustedes me pregunta: “¿Adónde vas?”.

Pero porque les he dicho estas cosas, la tristeza ha llenado su corazón.

La obra del Espíritu Santo

»Pero Yo les digo la verdad: les conviene que Yo me vaya; porque si no me voy, el Consolador no vendrá a ustedes; pero si me voy, se lo enviaré.

»Y cuando Él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio;

de pecado, porque no creen en Mí;

10 de justicia, porque Yo voy al Padre y ustedes no me verán más;

11 y de juicio, porque el príncipe de este mundo ha sido juzgado.

12 »Aún tengo muchas cosas que decirles, pero ahora no las pueden soportar.

13 Pero cuando Él, el Espíritu de verdad venga, los guiará a toda la verdad, porque no hablará por Su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y les hará saber lo que habrá de venir.

14 Él me glorificará, porque tomará de lo Mío y se lo hará saber a ustedes.

15 Todo lo que tiene el Padre es Mío; por eso dije que Él toma de lo Mío y se lo hará saber a ustedes.